sábado, 21 de noviembre de 2015

La Ley de castidad



“LA LEY DE CASTIDAD”  
 PRINCIOS DEL EVANGELIO
Capítulo 39
1-               
Génesis 1:22:                                                            
               
 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.

2- (véase Génesis 1:28).

1:28 Y los bendijo Dios,  y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra

3-              La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce han manifestado: “Declaramos que la forma por medio de la cual se crea la vida mortal fue establecida por decreto divino” (“La familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 1998, pág. 24). Dios nos ha mandado que las relaciones sexuales existan solamente en un matrimonio de un hombre y una mujer. A ese mandamiento se le llama la ley de castidad.

4-              Leer Exodo 20: 14:  14 No cometerás adulterio.
A los israelitas, el Señor les dijo: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14)


5-              “En primer lugar, creemos que el matrimonio entre el hombre y la mujer fue decretado por Dios. Creemos que el matrimonio puede ser eterno mediante el ejercicio del poder del sacerdocio sempiterno en la Casa del Señor.
“La gente nos pregunta acerca de nuestra posición con respecto a aquellos que se consideran “gays” y lesbianas. Mi respuesta es que los amamos como hijos e hijas de Dios; pueden tener ciertas inclinaciones que son poderosas y que pueden ser difíciles de dominar. La mayoría de la gente tiene inclinaciones de una u otra clase en diferentes épocas. Si ellos no actúan de conformidad con esas inclinaciones, entonces pueden seguir adelante como todos los demás miembros de la Iglesia. Si violan la ley de castidad y las normas morales de la Iglesia, entonces están sujetos a la disciplina de la Iglesia, tal como los demás.
“Deseamos ayudar a esas personas, fortalecerlas, auxiliarlas en sus problemas y socorrerlas en sus dificultades; pero no podemos quedarnos sin hacer nada si se entregan a actividades inmorales, si intentan sustentar, defender y vivir lo que llaman el matrimonio de personas del mismo sexo. Permitir semejante cosa sería restarle importancia tanto a la sumamente seria y sagrada base del matrimonio autorizado por Dios como al propósito mismo de éste que es el de tener hijos” (Liahona, enero de 1999, pág. 83).

Satanás desea que quebrantemos la ley de castidad

¿Cuáles son algunas de las formas en que Satanás
nos tienta a quebrantar la ley de castidad?
El plan de Satanás es el de engañar a tantos de nosotros como le sea posible con el fin de impedirnos volver a vivir con nuestro Padre Celestial. Una de las armas más dañinas que él puede utilizar es persuadirnos a quebrantar la ley de castidad. Él es astuto y poderoso, y le gustaría que creyéramos que quebrantar esta ley no es ningún pecado. Mucha gente ha sido engañada; por consiguiente, nosotros debemos estar en guardia contra esas influencias malignas.
Satanás ataca nuestras normas de modestia y desea que creamos que, como el cuerpo humano es hermoso, es algo que se debe exhibir y ostentar. Nuestro Padre Celestial desea que cubramos nuestro cuerpo de una manera decorosa para que no alentemos pensamientos indebidos en la mente de los demás.
Satanás no solamente nos insta a que nos vistamos inmodestamente, sino que nos alienta también a pensar en forma inmoral y a tener pensamientos inapropiados por medio de fotografías, películas, relatos, chistes, música y bailes que hacen pensar en actos inmorales. La ley de castidad requiere que no sólo nuestros actos sean puros,
sino también nuestros pensamientos. El profeta Alma enseñó que, cuando Dios nos juzgue, “…nuestros pensamientos también nos condenarán. Y en esta terrible condición no nos atreveremos a mirar a nuestro Dios…” (Alma 12:14).

6-              ALMA 12: 14  Porque nuestras palabras nos condenarán, sí, todas nuestras obras nos condenarán; no nos hallaremos sin mancha, y nuestros pensamientos también nos condenarán. Y en esta terrible condición no nos atreveremos a mirar a nuestro Dios, sino que nos daríamos por felices si pudiéramos mandar a las piedras y montañas que cayesen sobre nosotros, para que nos escondiesen de su presencia.

Jesús enseñó: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
7-             (Mateo 5:27–28).  “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” 

El presidente Gordon B. Hinckley advirtió: “Viven ustedes en un mundo de espantosas tentaciones. La pornografía con su sórdida inmundicia azota la tierra como una horrorosa y pavorosa marejada. Es veneno. No la vean ni la lean. Los destruirá si lo hacen. Les quitará el respeto por ustedes mismos. Les robará la sensación de las bellezas de la vida. Los derribará y los arrastrará al lodazal de los malos pensamientos y posiblemente de los malos actos. Manténganse alejados de ella. Evítenla como rehuirían una enfermedad horrorosa, puesto que es igual de mortal. Sean virtuosos de pensamiento y de obra. Dios ha plantado en ustedes, por un propósito, un instinto divino que fácilmente se puede socavar para fines malignos y destructivos. Mientras son jóvenes, no salga con una sola señorita como novios. Cuando lleguen a la edad en que piensen en casarse, entonces podrán hacerlo. Pero ustedes, los jóvenes que están en la escuela secundaria, no deben hacerlo ni tampoco las jóvenes” (Véase Liahona, enero de 1998, pág. 64).
A veces Satanás nos tienta por medio de nuestras emociones; él sabe cuándo nos sentimos solos, confundidos o deprimidos y elige esos momentos de debilidad para tentarnos a quebrantar la ley de castidad. Nuestro Padre Celestial puede darnos la fortaleza necesaria para pasar por esas pruebas sin sufrir daño alguno.
En las Escrituras se nos habla acerca de un joven digno y recto llamado José, en quien su amo, Potifar, confiaba mucho. Potifar entregó en poder de José todo lo que poseía. La esposa de Potifar codiciaba a José en forma lujuriosa y lo incitó a que cometiera adulterio con ella; pero él rehusó y huyó de ella. (Véase Génesis 39:1–18).
8-             (Leer Génesis 39:1–18).

9-             Pablo enseñó: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13). Alma recalcó que no seremos “…tentados más de lo que podíamos] resistir” conforme nos “…humillemos] ante el Señor, e invoquemos su santo nombre, y velemos] y oremos] incesantemente…” (Alma 13:28).

A los maestros: Si deseara ayuda en cuanto a los temas de la modestia y la castidad, puede consultar el folleto intitulado Para la fortaleza de la juventud (artículo número 36550), el cual se encuentra disponible en los centros de distribución y en LDS.orgy que quizá también esté disponible en la biblioteca de su centro de reuniones.

¿De qué manera se relacionan la modestia y la castidad? ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a ser recatados en su forma de vestir y modestos en su modo de hablar y de comportarse?

¿De qué forma podemos luchar contra la propagación y la influencia de la pornografía?

¿Qué promesas nos ha dado el Señor para ayudarnos a vencer las tentaciones de Satanás?
Quebrantar la ley de castidad es algo realmente serio
El profeta Alma se sentía sumamente apesadumbrado porque uno de sus hijos había quebrantado la ley de castidad. Alma le dijo a su hijo Coriantón: “¿No sabes tú, hijo mío, que estas cosas son una abominación a los ojos del Señor; sí, más abominables que todos los pecados, salvo el derramar sangre inocente o el negar al Espíritu Santo?” (Alma 39:5). Después del asesinato, la falta de castidad es el pecado que le sigue en orden de gravedad.
Si un hombre y una mujer quebrantan la ley de castidad y conciben una criatura, se pueden ver tentados a cometer otro pecado abominable: el aborto. Muy pocas veces existe una razón justificable para el aborto. Los líderes de la Iglesia han dicho que algunas circunstancias excepcionales pueden justificar el aborto, tales como cuando el embarazo sea el resultado de incesto o violación; cuando, en la opinión de una autoridad médica competente, corra peligro la vida o la salud de la madre; o cuando se sepa, mediante la opinión de una autoridad médica competente, que el feto tiene serios defectos que no le permitirán vivir después de nacer. Sin embargo, incluso estas circunstancias no justifican automáticamente el aborto. Los que se enfrenten a dichas circunstancias deben considerar el aborto sólo después de haber consultado a sus líderes locales de la Iglesia y de recibir una confirmación por medio de la oración sincera.
“Cuando un hombre y una mujer conciben una criatura fuera de los lazos del matrimonio, se debe hacer todo el esfuerzo posible por alentarlos a que se casen. Cuando existe la probabilidad de que el matrimonio no logrará el éxito debido a la edad o a otras circunstancias, se debe alentar a los padres solteros a poner al menor en adopción por medio de LDS Family Services [Servicios para la familia SUD], para asegurar así que el bebé será sellado a padres dignos de entrar al templo” (Carta de la Primera Presidencia, 26 de junio de 2002, y 19 de julio de 2002).
Para nuestro Padre Celestial es sumamente importante que sus hijos obedezcan la ley de castidad. Los miembros de la Iglesia que quebranten esa ley o que influyan en otros para que lo hagan estarán sujetos a la disciplina de la Iglesia.
Quienes quebrantan la ley de castidad pueden obtener el perdón
Quienes hayan quebrantado la ley de castidad pueden encontrar la paz. El Señor nos dice: “Pero el malvado, si se aparta de todos los pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos… Ninguna de las transgresiones que cometió le será recordada” (Ezequiel 18:21–22). La paz sólo se puede lograr por medio del perdón.

El presidente Kimball dijo: “Para todo perdón hay una condición… El ayuno, las oraciones, la humildad deben ser iguales o mayores que el pecado. Debe haber un corazón quebrantado y un espíritu contrito… Debe haber lágrimas y un cambio sincero de corazón. Debe haber convicción del pecado, abandono de la maldad, confesión del error a las autoridades del Señor debidamente constituidas” (El Milagro del Perdón, 2000, pág. 361).
Para muchas personas, la confesión es la parte más difícil del arrepentimiento. Debemos confesar nuestro pecado no solamente al Señor sino también a la persona a la cual hayamos ofendido, como por ejemplo nuestro cónyuge, y a la autoridad correspondiente del sacerdocio. El líder del sacerdocio (el obispo o el presidente de estaca) juzgará nuestra condición de miembro dentro de la Iglesia. El Señor dijo a Alma: “…al que transgrediere contra mí… si confiesa sus pecados ante ti y mí, y se arrepiente con sinceridad de corazón, a éste has de perdonar, y yo lo perdonaré también” (Mosíah 26:29).
Sin embargo, el presidente Kimball advirtió: “…aunque el perdón se promete tan abundantemente, no hay promesa ni indicación de perdón para ningún alma que no se arrepienta completamente… Difícilmente podemos emplear demasiada vehemencia para recordar a las personas que no pueden pecar y ser perdonadas, y entonces pecar una y otra vez y esperar que se repita el perdón” (El Milagro del Perdón, págs. 361, 368). A quienes reciben perdón por un pecado, y vuelven a reincidir en él, se les considerará responsables por los pecados cometidos anteriormente (véase D. y C. 82:7Éter 2:15).
Quienes obedecen la ley de castidad reciben grandes bendiciones
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¿Qué bendiciones recibimos cuando cumplimos con la ley de castidad?
Cuando obedecemos la ley de castidad, podemos vivir sin culpabilidad ni vergüenza. Nuestra vida y la vida de nuestros hijos se ve bendecida cuando nos conservamos puros y sin mancha ante el Señor. Los hijos pueden observar nuestro ejemplo y seguir nuestros pasos.
Pasajes adicionales de las Escrituras
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Mateo 19:5–9Génesis 2:24 (la relación matrimonial es sagrada).
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Tito 2:4–12 (instrucciones acerca de la castidad).
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1 Corintios 7:2–5Efesios 5:28 (la lealtad para con el cónyuge).
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Apocalipsis 14:4–5 (las bendiciones que se reciben por la obediencia a la ley de castidad).
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Proverbios 31:10 (se alaba la virtud).
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Alma 39:9 (no debemos dejarnos llevar por las concupiscencias de nuestros ojos).
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D. y C. 121:45 (deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente).
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Alma 42:16 (el arrepentimiento no puede llegar sin un castigo).
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Alma 42:30 (no debemos excusarnos a causa de nuestros pecados).
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D. y C. 58:42–43 (los que se arrepientan confiesan y abandonan sus pecados).
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jueves, 19 de noviembre de 2015

Discurso en los funerales de King Fóllet


Discurso en los funerales de King Fóllett






7 de abril de 1844

Discurso en los funerales de King Fóllett
por José Smith (1805-1844)

Primer Presidente de La Iglesia de Jesu­cristo de los Santos de Los Ultimos Días.


Conceptos mormones clásicos
El discurso en los funerales de King Fóllett, una de las obras clásicas de la literatura de la Iglesia, fue pronunciado por el profeta José Smith, en la conferencia de la Iglesia efectuada en Nauvoo, Illinois, el 7 de abril de 1844, ante una congregación de aproximadamente veinte mil personas.
VIDEO:

  Funeral del Profeta Mormón Gordon B. Hinckleyde CreenciasMormonas

Funeral del Profeta Mormón Gordon B. Hinckley. El Presidente Hinckley fue amado por mucha gente en muchas naciones.
 
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martes, 10 de noviembre de 2015

El Matrimonio eterno

                                           El matrimonio eterno
                                                          



                            Principios del Evangelio, (2011), 218–23
                                                     Capítulo 38: 
            El matrimonio es ordenado por Dios

El matrimonio entre el hombre y la mujer es una parte esencial del plan de Dios. El Señor ha dicho: “…quien prohíbe casarse no es ordenado por Dios, porque el matrimonio lo decretó Dios para el hombre” (D. y C. 49:15). Desde el principio, el matrimonio ha sido una ley del Evangelio y se instituyó con el fin de que perdurara eternamente, y no sólo durante nuestra vida terrenal.

Dios casó a Adán y a Eva antes de que hubiera muerte en el mundo; el matrimonio de ellos era eterno. Ellos enseñaron la ley del matrimonio eterno a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Al pasar el tiempo, la iniquidad comenzó a anidarse en el corazón de la gente y la autoridad para efectuar esa sagrada ordenanza fue quitada de la tierra. Mediante la restauración del Evangelio, el matrimonio eterno se restauró nuevamente sobre la tierra.

¿Por qué es importante saber que el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios?

El matrimonio eterno es esencial para la exaltación

¿Cuál es la doctrina del Señor en cuanto al matrimonio, y en qué difiere de la opinión del mundo?
Muchas personas del mundo consideran al matrimonio solamente como una costumbre social, un acuerdo legal entre un hombre y una mujer para vivir juntos; pero, para los miembros de la Iglesia, el matrimonio es mucho más que eso: nuestra exaltación depende de él, junto con los demás principios y ordenanzas, tales como la fe, el arrepentimiento, el bautismo y el recibir el don del Espíritu Santo. Nosotros creemos que el matrimonio es la relación más sagrada que existe entre un hombre y una mujer; esta sagrada relación influye en nuestra felicidad tanto ahora como en la eternidad.

Nuestro Padre Celestial nos ha dado la ley del matrimonio eterno para que lleguemos a ser como Él. El Señor dijo:

“En la gloria celestial hay tres cielos o grados;

“y para alcanzar el más alto, el hombre tiene que entrar en este orden del sacerdocio [es decir, el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio];

“y si no lo hace, no puede alcanzarlo” (D. y C. 131:1–3).

A los maestros: Todos los miembros de la Iglesia, casados o solteros, deben comprender la doctrina del matrimonio eterno; sin embargo, usted debe ser sensible a los sentimientos de los adultos que no estén casados. Según se requiera, ayude a los miembros de la clase o de la familia a saber que los hijos de nuestro Padre Celestial que sean fieles a sus convenios en esta vida tendrán la oportunidad de recibir todas las bendiciones del Evangelio en las eternidades, incluso la oportunidad de tener una familia eterna.
El matrimonio eterno se debe efectuar en el templo por medio de la debida autoridad
 

    ¿Por qué es necesario que el casamiento se efectúe en el templo por medio de la debida autoridad para que sea eterno?

Un matrimonio eterno lo debe efectuar alguien que posee el poder para sellar. El Señor prometió: “…si un hombre se casa con una mujer… por el nuevo y sempiterno convenio… por conducto del que es ungido… y si cumplen [el] convenio [del Señor]… estará en pleno vigor cuando ya no estén en el mundo…” (D. y C. 132:19).

El matrimonio eterno no sólo se debe efectuar por medio de la debida autoridad del sacerdocio, sino que también debe llevarse a cabo en uno de los santos templos del Señor. El templo es el único lugar donde se puede efectuar esta ordenanza santa.

En el templo, los matrimonios Santos de los Últimos Días se arrodillan en uno de los sagrados altares en presencia de su familia y amigos que hayan recibido la investidura del templo y hacen sus convenios matrimoniales ante Dios. Se les declara marido y mujer por esta vida y por toda la eternidad, lo cual se hace por medio de un poseedor del santo sacerdocio de Dios, a quien se le ha dado la debida autoridad para realizar esta sagrada ordenanza. Él actúa bajo la dirección del Señor y le promete a la pareja las bendiciones de la exaltación y le da a conocer lo que deben hacer para recibirlas; además, les recuerda que todas las bendiciones dependen de la obediencia a las leyes de Dios.

Si nos casamos por otra autoridad que no sea la del sacerdocio en el templo, el casamiento tendrá validez sólo por esta vida. Después de la muerte, los cónyuges no pueden reclamarse el uno al otro ni a sus hijos. El matrimonio eterno nos brinda la oportunidad de seguir unidos como familia después de esta vida.

Los beneficios del matrimonio eterno

¿Cuáles son las bendiciones de un matrimonio eterno tanto en esta vida como en la eternidad?


Como Santos de los Últimos Días, vivimos con la mira puesta en la eternidad y nuestra mira no se concentra en algo pasajero; pero podemos recibir bendiciones en esta vida como resultado de estar casados por la eternidad. Algunas de esas bendiciones son las siguientes:

1 El conocimiento de que nuestro matrimonio puede ser eterno. La muerte sólo puede separarnos el uno del otro en forma temporal y nada puede jamás apartarnos excepto nuestra propia desobediencia. Ese conocimiento nos sirve para esforzarnos aún más a fin de tener un matrimonio feliz y de éxito.

2 El conocimiento de que nuestras relaciones familiares pueden continuar a través de la eternidad. Ese conocimiento nos ayuda a ser más cuidadosos en la forma en que instruimos y enseñamos a nuestros hijos. Nos ayuda a ser más pacientes con ellos y amarlos aún más y, como resultado, tendremos un hogar mucho más feliz.

3 Debido a que nos hemos casado de la manera ordenada por Dios, tenemos derecho a que el Espíritu se derrame sobre nuestro matrimonio conforme nos mantengamos dignos.

Algunas de las bendiciones que podremos disfrutar en la eternidad son:
1 Vivir en el grado más alto del reino celestial de Dios.

2 Ser exaltados como Dios y recibir una plenitud de gozo.

¿De qué manera puede una perspectiva eterna influenciar nuestros sentimientos en cuanto al matrimonio y las familias?
Debemos prepararnos para el matrimonio eterno

¿Qué podemos hacer para ayudar a los jóvenes
 a prepararse para el matrimonio eterno?


El presidente Spencer W. Kimball enseñó: “El matrimonio es quizás la más vital de todas las decisiones, la que tiene efectos de largo alcance, ya que tiene que ver no sólo con la felicidad inmediata, sino también con el gozo eterno. Afecta no solamente a los cónyuges sino también a su familia, y en particular a sus hijos y a los descendientes de éstos a través de muchas generaciones. Desde luego, cuando se elige a un compañero para esta vida y para la eternidad, se debe efectuar la más cuidadosa preparación, ES MUY IMPORTANTE: meditación, oración y ayuno para asegurarse de que, entre todas las que se tomen, ésta no sea una decisión equivocada” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 215).

El matrimonio eterno debe ser la meta de todo Santo de los Últimos Días; eso también se aplica para todos aquellos que han contraído matrimonio civil.

Prepararse para un matrimonio eterno requiere mucha meditación y oración.

Sólo a los miembros de la Iglesia que viven dignamente se les permite entrar en el templo (véase D. y C. 97:15–17). Al tomar la decisión de casarnos en el templo, no debemos pensar que ése mismo día podremos entrar en el templo y efectuar la ceremonia. Primero debemos cumplir con ciertos requisitos.

Antes de ir al templo, debemos ser miembros activos y dignos de la Iglesia por lo menos durante un año, y los hombres deben poseer el Sacerdocio de Melquisedec. El presidente de rama o el obispo debe entrevistarnos y encontrarnos dignos antes de extendernos una recomendación para entrar en el templo. Si no somos dignos, él hablará con nosotros y nos ayudará a establecer metas para llegar a ser dignos de entrar al templo.

Después que nuestro obispo o presidente de rama nos dé la recomendación, debe entrevistarnos el presidente de estaca o de misión. En la entrevista para obtener la recomendación para el templo se nos hacen preguntas similares a éstas:

1- ¿Tiene fe en Dios el Eterno Padre, en Su Hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo y tiene un testimonio de Ellos? ¿Tiene usted un firme testimonio del Evangelio restaurado?
 2- ¿Apoya al Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como profeta, vidente y revelador? ¿Lo reconoce como la única persona sobre la tierra autorizada para ejercer todas las llaves del sacerdocio?.
3 ¿Cumple con la ley de castidad?
4 ¿Paga un diezmo íntegro?
5 ¿Cumple con la Palabra de Sabiduría?.
6 ¿Es honrado en sus tratos con los demás?
7 ¿Se esfuerza sinceramente por cumplir los convenios que ha hecho, por asistir a las reuniones sacramentales y del sacerdocio, así como por mantener su vida en armonía con las leyes y mandamientos del Evangelio?

Al solicitar una recomendación para el templo, usted debe recordar que entrar en el templo es un privilegio sagrado; es un acto sumamente serio que no debe tomarse a la ligera.

Debemos esforzarnos diligentemente por obedecer todos los convenios que hacemos en el templo. El Señor ha dicho que si somos leales y fieles, entraremos a nuestra exaltación y llegaremos a ser como nuestro Padre Celestial. (Véase D. y C. 132:19–20). El matrimonio en el templo es digno de cualquier sacrificio y es una forma de obtener bendiciones eternas sin medida.

    ¿Qué podemos hacer para alentar a los jóvenes a fijarse la meta de casarse en el templo? ¿Cómo podemos ayudarles a prepararse para ello?
Pasajes adicionales de las Escrituras
Génesis 1:26–28 (debemos multiplicarnos y llenar la tierra).
Génesis 2:21–24 (Dios efectuó el primer matrimonio).
Mateo 19:3–8 (lo que Dios juntó).
D. y C. 132 (la naturaleza eterna de la ley del matrimonio).
D. y C. 42:22–26 (se deben respetar los votos del matrimonio).
Jacob 3:5–7 (los cónyuges deben ser fieles el uno al otro).

 

                                                Mormon.org 
                         ¿Qué creen los miembros de la Iglesia SUD?

                                           FamilySearch.org
                      Información Genealógica y de Historia Familiar.


                                        MormonChannel.org
                        Contenido inspiracional de video y audio


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